Ubicación: Avenida de Italia del Campo San Francisco, Oviedo. Escultor: Mauro Álvarez Fernandez Fecha de inauguración: 2002 Material: Bronce |
Unos mil trescientos kilos de peso y más de un año de trabajo están invertidos en esta escultura de Mauro, que les aseguro, va a dar mucho que hablar. ¿La reconocen? Es Josefa Carril, conocida popularmente como «la torera», una de las pocas fotógrafas minuteras que existieron en Oviedo. Aquellos que no la conocieron van a tener ahora la oportunidad de posar junto a esta mujer, con la que trabajó también su marido, Antonio Hernández Hernández. La obra de Mauro es un conjunto escultórico en el que «la torera» aparece junto a su cámara fotográfica y el trípode, una silla y un caballito. La escultura se colocará en el campo San Francisco, ocupando el mismo lugar donde Josefa, «la torera», y su marido realizaban las fotografías. Escultura de Josefa Carril, conocida como “La torera”, con la máquina fotográfica minutera en primer término
El ayuntamiento se puso en contacto con Mauro y le propuso realizar una escultura de esta mujer, a la que el artista apenas conoció. «Me acuerdo de haberla visto sólo en una ocasión, durante una celebración en Oviedo» asegura. Mauro tuvo que realizar una ardua tarea de investigación y documentación para conocer las máquinas minuteras y ahondar un poco en la personalidad y características de «la torera». Para obtener la información, el artista conversó con bastantes personas que la conocieron y visitó diferentes lugares. Para la reproducción de los rasgos físicos contó con la ayuda de antiguas fotografías de «la torera» realizadas por el fotógrafo José Vélez. «La torera» estaba casada con Antonio Hernández, hijo de una familia de comerciantes naturales de El Escorial, que abrieron en Oviedo un bazar. Josefa y su marido se dedicaron al oficio de la fotografía con ayuda de una máquina minutera. Sus clientes más asiduos fueron los niños (entre ellos, la hija de Franco, Carmen Polo), además de los soldados. Pero ¿por qué Josefa Carril, fue conocida bajo el apodo de «la torera»?. El escultor asturiano cuenta que, «al parecer, traía siempre puestas unas zapatillas que se denominaban así, aunque según parece, el apodo le vino porque, en una ocasión, fue a la plaza de toros y pidió que le dieran las llaves para abrir al toro» asegura el artista. El resto de su vestimenta se completaba con un mandil y a veces una toquilla por encima de los hombros. Durante aquella época, según pudo constatar Mauro, en Asturias había además otras dos minuteras en Avilés y en La Felguera. «Entonces me dí cuenta que el reto que tenía ante mí iba a ser muy grande: se trataba de realizar un homenaje a las minuteras y minuteros de todo el mundo» comenta Mauro. Trabajo le costó también conseguir averiguar cómo eran realmente aquellas máquinas fotográficas. Para eso fue a ver el Museo de Cámaras Fotográficas de Everardo Fernández Cadenas («Sucaro») en Tapia de Casariego. Después de seguir varios consejos, el escultor se decidió a construir una minutera de verdad, que le sirviera como base para realizar el molde de la que se fundiría en bronce. Y, ¡vaya si lo consiguió!. «Funciona, hace fotos y todo» asegura el escultor. Pero no sólo construyó en madera la máquina fotográfica, también el trípode y la silla. La escultura, a tamaño real, llevó mucho tiempo hacerla. «La torera era una mujer bastante corpulenta y fue difícl conseguir darle un aspecto real a la figura» asegura Mauro. Tampoco fue facil adivinar las proporciones de la máquina respecto a la mujer. Para eso, el artista se valió de la suela del zapato de Josefa. La escultura, a pesar de su realismo-la máquina y la silla parecen de madera, el trapo parece de tela…está hecha toda de bronce. «Fué fundida en Madrid porque era una pieza muy grande» comenta Mauro. Previamente se realizaron los moldes en barro y se fueron haciendo pequeños bocetos hasta llegar al desnudo. «Después hay que vestirla» explica Mauro. Las nuevas tecnologías -como ya es habitual- formaron parte también de este proceso. La informática se ha hecho imprescindible; «el ordenador facilita mucho la presentación del boceto para tener una perspectiva final del trabajo» reconoce Mauro. El proyecto quedó paralizado por un tiempo hasta que hoy, ya concluído, sólo queda trasladar la escultura a su lugar originario, el campo San Francisco. Actualmente se están haciendo los trabajos de excavación para colocar la escultura. Seguros estamos de que «la minutera», volverá a tener cientos de clientes -ovetenses y turistas- que se sentarán en el caballito o en la silla para llevarse un recuerdo de uno de los personajes más populares de Oviedo, el de Josefa, «la torera».
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